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25 de Mayo 1008

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Cr. Luis Alberto Dalcol,

La vedette Virginia Gallardo le preguntó a Axel Kicillof si la inflación era un fenómeno monetario (como afirmaba el Nobel Milton Friedman), y aquél le respondió que no lo era. La vedette le repreguntó ¿Por qué no eliminan todos los impuestos y financian el gasto público con emisión monetaria?. Kicillof no respondió.

El actual gobierno procura contener la inflación con equilibrio fiscal para no tener necesidad de emitir dinero que se traslade a precios. Considera que si la masa monetaria permanece constante junto a la producción de bienes, el dinero circulante ya estaría en los precios y no se elevarían los bienes y servicios.

La evidencia reciente nos acerca que el superávit fiscal y la no emisión de moneda para que los precios se mantengan no es suficiente. La realidad ha demostrado que con eso no alcanza, que también es necesario conservar una relación cambiaria adecuada y estable. Porque subió el precio del dólar y los demás precios se alteraron sin poder contenerlos el equilibrio fiscal ni la ausencia de emisión monetaria.

Nuestra economía es bimonetaria, no solo hay que controlar la masa monetaria del peso; sino que también hay que controlar la estabilidad cambiaria. El dólar es un bien más, pero es un bien particular que afecta a toda la economía cuando varía su precio. El peso se puede manejar a nivel interno, al dólar no; se lo puede hacer parcial y temporalmente con endeudamiento como ocurre ahora. Depende de la economía interna y externa.

El dólar quedó subvaluado y esto afecta a la producción interna. Sin dudas se necesita del equilibrio fiscal, de la no emisión monetaria; mas con una relación cambiaria que no conmueva la producción nacional, que no la saque de competencia. Existe una inflación reprimida por el atraso del precio del dólar. Desde que este gobierno asumiera responsabilidades se han perdido cerca de 150.000 puestos de trabajo registrados privados, porque la economía no resulta competitiva. El inversor no va a invertir dólares subvaluados. Los argentinos este fin de semana cruzaron a Chile y compraron zapatillas a la mitad del precio local y suéter hasta un 75 % más económico.

Antes de mantener la estabilidad del dólar debió lograrse una relación cambiaria real, adecuada a la economía interna. Se necesitaba de un plan que ponga al dólar en precio que no se lo demande y que esa variación se traslade lo menos posible a los precios internos. Se lo pudo hacer con baja en el costo argentino a ultranza, con mejoras en la productividad pública y privada, con menos impuestos, con rebaja de retenciones, con deflación del peso o adecuación del dólar, con restricciones e incentivos temporales a las importaciones y a las exportaciones, con contención de precios y con otras medidas programadas científicamente que van en dicho sentido con el menor perjuicio al consumidor interno. La devaluación al inicio de este gobierno fue desordenada y se trasladó a precios exageradamente porque los precios ya tenían esa referencia. Se reitera no existió un programa de inicio integral que incluyera a la producción y no solo a la cuestión financiera. Este dólar será demandado para el ahorro
informal y afectará la producción interna. Para ser liberal, previamente, hay que ser competitivo; en contrario se expone a la crisis. Para subir al ring o para correr una carrera, primero hay que prepararse.

Con un orden fiscal consolidado, superávit fiscal, dólar adecuado, institucionalidad y lenguaje oficial respetuoso – salvo cuestiones externas – es razonable que se pueda contener precios y alentar al crecimiento de la ocupación y de la economía con la captación del ahorro interno informal y la inversión extranjera.

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