Cr. Luis Alberto Dalcol,
La actividad financiera relaciona la intermediación del dinero y otros valores. La desarrollan normalmente los bancos. Nace sanamente, con capital propio. Sus dueños debían poner dinero en el patrimonio del banco, el banco lo prestaba a su riesgo y cobraba un interés. Esta pureza no existe.
El banco normalmente no opera ni presta su capital propio, recibe dinero de terceros y le puede pagar o no un interés acorde con la modalidad del depósito; luego lo presta a terceros y les cobra un interés mayor. La diferencia de intereses cobrados y pagados le produce el resultado de la actividad.
Esta básica explicación se complejiza. Cuando el banco recibe dinero que está disponible para el depositante, es decir que puede retirarlo en cualquier momento; y se lo presta a un tercero con un plazo que hace imposible la pronta recuperación para su reintegro inmediato. Si el depositante va a retirarlo se expone a no tener el dinero para devolverlo.
Los banqueros han ganado su reputación de sórdidos al ofrecer esos fondos en protección a través de préstamos o mutuos, y de esta forma generar un nuevo dinero y un nuevo ingreso para su actividad sobre el capital ajeno que le ceden y resguardan.
Reciben depósitos por 100, reservan 20 para atender retiros y prestan los 80 restantes. Los 100 originales se transforman en 180, el banco “crea” esos 80 agregados que obviamente no son reales. No existen 100 en el banco y 80 en la calle. Luego del préstamo existen solo 20 en el banco y 80 en la calle.
El Banco Central procura ordenar la actividad y defender el valor de la moneda. Hasta ahora no cumplió sus objetivos porque no se maneja en forma independiente, autónoma. El gobierno no percibe que debe ordenarlo, aunque de hecho está más pulcro. Mas la dependencia se ha acrecentado y quiere cerrarlo. Actualmente está subordinado al P.E.N. y al Ministerio de Economía; el Banco Central de la República Argentina está alineado con ellos.
El B.C.R.A. debe manejarse solo. No admitir ordenes de emisiones o financiamientos del Tesoro Nacional que superen su propia normativa. Necesitamos un B.C.R.A. fuerte, técnico y emancipado del poder político. Hoy no existen problemas pues los objetivos del B.C.R.A. coinciden con los del P.E.N. y del Ministerio de Economía.
Necesitamos reformular un B.C.R.A. con estos propósitos para contener a futuros ejecutivos y ministros que pretendan desviarlo de sus funciones de control en forma autónoma para lo que fuera creado, sin subordinación al poder político de turno. Cerrarlo es incapacidad de independizarlo.
Se ha llegado a expresar ¿para qué necesitamos reservas? Que son las que genuina y materialmente sostienen el peso, junto a la confianza que provee la institucionalidad y la sensatez del gobernante.
La Reserva Federal de E.E. U.U., (símil del B.C.R.A.) expuso su opinión sobre las recientes medidas de liberación (¿o protección?) lanzadas por su Presidente Trump.
Cerrado, su actual función ¿quién la va a cumplir?. Obviamente que el P.E.N. y el Ministerio de Economía, presente o que se instale en el futuro. Y eso no es ningún avance, ninguna garantía. El B.C.R.A. es una entidad autárquica del Estado Nacional, que como fuera expresado anteriormente es independiente y tiene pleno dominio de sí mismo en cuestiones de política monetaria del país.