Cr. Luis Alberto Dalcol, 01/2025
La empatía es un término emotivo positivo, es una habilidad de la persona. Asimila a la comprensión. Ser empático es ser compresivo, y se resume y materializa en ponerse en el lugar del otro.
Los humanos somos imperfectos y estamos expuestos a realizar actos no habituales, o cuestionables; por circunstancias impulsivas o imprevistas de la vida. Allí la empatía tiene facilitada la entrada por conductas previas, manifiestas y repetidas; por la ausencia de la intención.
Cuando se actúa en el ámbito público las exigencias son mayores, se está más expuesto porque se
administra la confianza de bienes ajenos, tanto desde lo ético como en lo legal.
Así, resulta complicado entender – comprender – a un Juez de la Corte (Lorenzetti) que proponga y
promocione la incorporación de otro Juez para integrar el cuerpo (Lijo). No es su misión, está vedado
porque puede originar un interés intelectual corporativo indebido. De igual modo lo es, que una persona condenada (Kirchner) – con futuro juzgamiento en alzada ante dicha Corte – influya en la composición de la misma.
Es extraño, que un postulante a la Corte Suprema de Justicia (Lijo) reciba tantos reparos personales e
institucionales y no lo conmueva para su autoexclusión; o que sus proponentes no modifiquen su
propuesta.
En similar línea, que un legislador (Ritondo) tenga abierta causas por enriquecimiento ilícito y sea protegidocon los fueros; o que se nombre como Jefe de ARCA (ex AFIP) a una persona (Vázquez), empleado en el organismo desde 1990 con sobreseimiento cuestionado del mencionado Lijo y sea evasor por no declarar la tenencia de inmuebles en el extranjero, y ascienda en su asunción a su esposa empleada en la misma repartición. Igual sintonía se percibe en el inmediato archivo de la denuncia a un Fiscal Federal (Gonzalez) por el festejo de sus 60 años con gastos exageradamente desproporcionados a sus ingresos.
Que un Senador (Kueider) cambie su voto en una semana para la Ley Bases, y a la próxima semana – a través de su secretaria – realice operaciones inmobiliarias en Paraguay fuera de su capacidad de ingresos leales.
O que una Cámara reabra una causa originada por un hecho de 1976, con 24 muertes en el comedor de la P.F.A.; llevada a cabo por una Juez (Servini), que la había silenciado por 48 años.
Estas citas son solo ejemplo de otros innumerables casos más, en igual dirección o sentido. Aquí la empatía – la comprensión – tienen la puerta cerrada. Obviamente, se es más empático con los horrores del grupo de pertenencia que con los errores ajenos.
En la objetividad, es complejo ponerse en el lugar de los mencionados para aliviarlos de su carga con alguna razón. Es difícil ser empático; reaviva la incomprensión, el repudio, el rechazo.
La obscenidad es nítidamente incompatible a la empatía que – obviamente – tiene sus límites.