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25 de Mayo 1008

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Cr. Luis Alberto Dalcol,


Argentina tardó 100 años en ilustrarse del ejemplo Alemán. Los teutones entraron en guerra y perdieron. Para pagar los gastos – como los impuestos y los préstamos no le fueron suficientes – recurrieron a la emisión. Entraron en un déficit fiscal desbordante y tuvieron una inflación descomunal. A mediados de 1922, un dólar costaba 1.000 marcos y a fines de 1923 valía 637.000 millones. Hubo billetes de 50 millones de billones de marcos. Aprendieron, y no cambiaron el signo monetario hasta entrar al Mercado Común Europeo por el euro.

Nuestro país, sin dicha causa, con gobiernos que gastaban más de lo que debían construyó crisis menores, con repetición temporal asombrosa. Sin razón que lo justificara – se reitera, sin pasar por el flagelo de una guerra de
magnitud mundial -; sino, por la propia impericia que guiada por una exagerada ambición política ofrecía derechos con una economía sin capacidad de darlos. Así se cayó varias veces en posiciones críticas y de descrédito, que iban acrecentando el mal contexto.

En 2024, los números macro económicos mejoraron, se lograron con esfuerzos dispares. No se consolidó una posición de fortaleza, seguimos y seguiremos en terapia por algún tiempo. Se instaló un pensamiento racional. Para 2025 se proyecta fortalecer lo logrado, tomando como base el equilibrio fiscal; con tarifas en alza y baja en los subsidios.

El año pasado el balance fiscal fue equilibrado, culmina con leve superávit de 0,2 % del PBI. Se logró por la reducción del gasto en un 30 % (retribuciones públicas menores a la inflación, transferencias a provincias mermadas a menos del 10% y sin inversión en obras de infraestructura que pronto veremos en el deterioro de rutas y puentes). Se eliminaron organismos que se entendían ineficaces y perdidosos. Los ingresos fueron menores en casi el 8% (sin blanqueo y moratoria) por la baja del impuesto PAIS. La presión fiscal no varió y se mantuvo en el 22,5 % del PBI.


Se mejoró la situación del B.C.R.A., y se contuvo la inflación, que sigue muy alta. Las reservas aumentaron, mas continúan siendo negativas. El mercado de cambios no se liberó, se extendió el cepo; el dólar perdió valor relativo con nuestro peso y asoma subvaluado. Bajó la brecha cambiaria (diferencia de valor oficial/paralelo) y las calificadoras redujeron el riesgo país significativamente de 1900 a 600 puntos (aún elevado).

En general se optimizó el clima de negocios en relación a la situación de inicio, salvo en algunos sectores (agro, construcción y otros). La sociedad acompañó, redujo consumos y debió adecuarse a la nueva relación económica.

El 2025, comienza con endeudamiento (sin déficit proyectado se promete que irá a reservas para pago de vencimientos). Se sigue con el encanto de la dolarización, que es incapacidad de sostener la moneda propia.

En nota publicada (1) el PEN en el presente año apuesta al crecimiento, no atendida en el año acaecido. Se apoya en un trabajo ajeno y promete que “el ahorro aumentará y eso permitirá mayor inversión y crecimiento”. Concluye que 2025 “será el inicio de la reconstrucción de Argentina”.

Sin presupuesto aprobado, al igual que el período anterior, se tendrán gastos controlados y mayores ingresos discrecionales por la inflación proyectada del 25 %. Esperemos que su aplicación no se relacione con las elecciones.

En economía no vamos tan exageradamente bien como dice el gobierno, ni tan mal como expresa la oposición. El balance que sopesa el debe y el haber es positivo, está en observación. Todo sin entrar a considerar formas de diálogo.

(1) “El retorno al sendero del crecimiento”, J. Milei, Diario La Nación del 04/01/2025

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