El Tres de Febrero de 1813 se consuma el Combate de San Lorenzo, donde independentistas rioplatenses vencen a las tropas realistas españolas. El Tres de Febrero de 1852 se acaba la dictadura – de dos décadas – del Gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas, en la Batalla de Caseros, por el Ejército Grande al mando del Gobernador de Entre Ríos Dn. Justo José de Urquiza.
Confeso no belicista, frecuentemente entro en contradicciones. Aunque Caseros no se distinguió por la crueldad o la impiedad, de su resultado, abrió el camino para nuestro orden institucional. La fuerza medida tuvo sus efectos buscados de desplazamiento y reorientación de un sentido fuertemente equivocado.
Urquiza cambió el rojo y la sangre que imperó en la dictadura de Rosas. No hubo revancha. Cuentan los historiadores que con un desarrollo guerrero de inicio favorable, – por lo numeroso del ejército y la escasa resistencia defensiva – enseguida se escuchó la decisión de: “no maten, no maten”.
El ganador no tuvo ensañamiento, ni inclemencia en el combate ni en su posterioridad. Se estableció un clima civilizado e integrador que tuviera su culminación en nuestra Constitución Nacional de 1853, base de la organización del país.
El uso de la fuerza medida a veces resulta inevitable. No es fácil aceptarla estando la razón presente. La realidad es perversa y da ejemplos – como Caseros – que intenta justificarla.
Caseros no solo eliminó la dictadura de Rosas, de relato y acción letal, represora y temible. En su personalismo hasta pretendió cambiar los símbolos, la bandera de Belgrano. El celeste estaba censurado. Sino que, como fue insinuado, también habilitó al pensamiento libre para la estructura fundacional; y así cerrar un proceso iniciado en 1810. Tal vez convengamos con precisión que, ciertamente culmina en 1860, con la incorporación de la Provincia de Buenos Aires.
Han sucedido muchas cosas desde entonces. Buenas y de las otras. De armonías y desencuentros. Caseros marca un antes y un después en la vida de la República en sus primeros 43 años prenatales constitutivos.
San Lorenzo y Caseros, tan lejos y tan cerca, se unen en el día y en el mes. Ambas refriegas de impulso militar buscan su fundamento ético. Las formas y sus resultados de beneficio les juegan a favor. Mas, ese es otro asunto.
Cr. Luis Alerto Dalcol, 02/2025