Cr. Luis Alberto Dalcol,
“Cerré los ojos, los abrí. Entonces ví …”. Así describe Borges, en “El Aleph”, los pasos previos a la visión del universo de todos lados. Algo extraordinario.
Entre octubre y noviembre de este año, economistas argentinos, descubren expectativas de cambio impensadas. Causas internas de resultados en elecciones intermedias, de acuerdos políticos y de otros modos de diálogo. Motivos externos basados en el apoyo inédito, relevante y fundamental de E.E.U.U. alineado en su nueva geopolítica lo consolidan y lo exponen.
Simplificar – en ideas – es destacar lo principal. Así, se pasó de la esperanza (la fe) a la expectativa (la lógica). En su búsqueda de liderazgo contra China y de la reducción de la inflación, E.E.U.U. pone atención en el sur del continente. Con acuerdos bilaterales diferenciados en lugar de bloques. Comienza por Argentina y otros países. Este avance no se informa al Mercosur; posiblemente, porque existan previstos convenios particulares con los otros integrantes.
Nuestra situación era crítica, no era de opción. En consecuencia, de principio, resulta de beneficio. Abrirse y operar con una potencia mundial y comenzar a hablar de inversión y de comercio – y no solo de finanzas – es el camino correcto. Nuestra inversión extranjera directa (IED) es muy baja, el país no crece desde hace tiempo ni crea empleo. Ahora existe un pre acuerdo que puede generar movimiento, crecimiento económico y confianza.
Estábamos cursando un fuerte trance y fuera de consideración desde hace mucho tiempo. El cambio es inesperado. Imprevisto y generador de nuevas perspectivas y horizontes.
Los acuerdos en sus inicios siempre son reservados, sigilosos; pues, afectan intereses y generan lobby. Son confidenciales hasta que se concretan. No obstante, se escapa un olor, un perfume orientador que son percibidos por los especialistas. La estabilización súbita del mercado cambiario, la baja del riesgo país, la revalorización de los activos argentinos en el exterior son indicios que así lo hacen saber.
Habrá beneficiados y perjudicados internos. Es inevitable. El agro y la siderurgia entre los alentados por la baja de aranceles; y, los remedios, química y tecnología deberán competir sin protecciones.
Se trata de intereses, son negocios donde nadie regala nada. Los administradores estatales manejan bienes ajenos, esfuerzos de cada parte. Están obligados a defender posiciones, a ser exitosos y a rendir cuentas. No puede soslayarse que nuestra debilidad de inicio atenúa pretensiones. Aunque siempre existe la posibilidad del contrato con beneficio mutuo, recíproco; para que sean conciertos duraderos, permanentes como requieren determinadas inversiones de riesgo.
Los operadores argentinos, como los futbolistas, “eligen creer”. Las instituciones que los agremian en A.E.A. y AmChan celebran y originan un cambio de clima que se percibe. El gobierno dice: “ … profundiza la relación comercial y abre las puertas a las inversiones … “.
No hay que equivocarse, la situación real sigue siendo la misma, de estrechez y de carencia; mas el dialogo entre los agentes económicos se ha modificado, ha pasado de pesimista a optimista.
Esto es indudable, y eso no es poco.
