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25 de Mayo 1008

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Por Cr. Luis Alberto Dalcol,

Parece el título de una novela. Aquí no lo es, si bien la frase no tiene signos de interrogación la palabra cuándo tiene acento y la transforma es una simple pregunta.

La propuesta no es precisa, porque el día comienza conforme a dónde estemos ubicados. El día es una unidad para medir el tiempo y está relacionada con lo que tarda aproximadamente el planeta tierra en girar sobre su eje.

Es el movimiento de rotación, que junto con el de translación que realiza la tierra alrededor del sol, son las dos únicas marchas que posee.

Nuestro hábitat da vueltas a una velocidad próxima a los 1.700 Km/hora, pues su perímetro de 40.000 Km lo hace en 24 horas; y va apareciendo (y desapareciendo) la luz del sol en distintos momentos.

Para unificar criterios, el mundo se puso de acuerdo y concilió en dividir el globo terrestre en 24 meridianos que demarcan los usos horarios en que está dividido el día.
Así en cada línea imaginaria que pasa por los polos – los meridianos – va indicando el comienzo del día. La fecha de inicio, por consiguiente tiene 24 posibilidades.

PERO, ¿CUÁNDO COMIENZA EL DÍA?

Ello dependerá en señalar cuál es el meridiano de inicio.

En acuerdo internacional también se convino que el día comience en el meridiano situado a los 180 grados del globo terrestre, en el océano Pacífico. Si miramos un mapamundi veremos una línea marcada por una convención, que no es recta, tiene muchos desvíos; mas comienza y termina en los polos en la graduación señalada y se la denomina Línea Internacional de Cambio de Fecha.

El día comienza a partir de esa línea imaginaria y a medida que la luz ilumina la tierra, hacia el Oeste, se van incorporando nuevos comienzos del día hasta completar el giro y llegar al meridiano de inicio.

Cuando se llega al último uso horario de ese día se junta con el primer uso horario de un nuevo día; y ahí se produce un fenómeno sin solución. En pocos metros de distancia existe una diferencia horaria colosal, de 23 usos horarios, porque el final del un día su une con el inicio de un nuevo día.

Cercano a dicho meridiano de inicio, si una persona se traslada pocos kilómetros en un sentido sobre un paralelo; cuando regresa, el mismo recorrido computará un tiempo muy diferente. Allí la medida temporal día falla, pues mide de distintas formas un mismo trayecto. Obviamente, que un reloj – sin importar el día – soluciona el “error” del día como unidad de medida. Con humor, le pasa lo mismo que al castellano, que cuando Viene no es lo mismo que cuando iBa; algunos creen que este último caso es para evitar la carga impositiva.

En regreso al recato, acaso sea un buen ejemplo de que hay veces no se puede alcanzar la perfección deseada y se deba optar por la solución óptima posible; y acordarla.

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