Cr. Luis Alberto Dalcol,
Ninguna historia es objetiva. Es contada y es escrita por personas humanas. Las estadísticas en cierto modo tratan de atemperar esa subjetividad. En dicho sentido Argentina tuvo cuatro décadas destacables. Desde 1890 hasta 1930. Ha transitado épocas complicadas, signadas por la inestabilidad, la discusión del rumbo y de otras cuestiones similares. Desde su nacimiento en 1810, hasta el límite temporal inferior señalado; y, desde el superior hasta nuestros días.
El actual gobierno, en sus dos primeros años, fue socorrido en dos oportunidades. La segunda, en octubre de 2025, tiene características de inusual e inédita. La ayuda de EE UU fue célere, abierta y generosa. Se resume en la expresión: “haremos todo lo que sea necesario”. Se dijo y además se hizo.
Sin el aporte de la solidez y credibilidad americana no podría haber ocurrido. No existía un plan interno para superar la situación. La credibilidad estaba cuestionada y la continuidad de gobierno presentaba una serie de dificultades muy difíciles de superar por sus propias ideas y fuerzas. Fue el apoyo externo mencionado que, en pocas horas, hizo efecto en un sistema capitalista donde el activo más importante es un intangible, la confianza. La reputación del país del norte la tiene y la aportó en auxilio. Aún cuando esta decisión le trajo problemas internos con políticos y productores estadounidenses.
La persona de Trump y de su equipo más allegado, sin intervención del Congreso, lo hizo posible. Los mercados reaccionaron favorablemente y se purificó el aire necesario para respirar y vivir de forma más normal. Increíblemente, hasta reflotó tibiamente la esperanza; muy deteriorada, apagada y sin expectativas. Casi de forma súbita.
UN PAIS EN MODO EJEMPLO
Nuestra economía no es relevante. Su tamaño requiere de menos esfuerzo para reanimarla y luego presentarla como ejemplo de reactivación, de superación, de victoria y mostrarla en plazas regionales y mundiales en ejercicio de un liderazgo americano necesitado de éxitos, que el tiempo se encargará de confirmar. Un modelo que liberaliza la economía con una política de mercado con disciplina fiscal y restricción monetaria para contener la inflación. El diario británico de economía y negocios Financial Times cree que nuestro país es una pieza clave en dicho propósito.
El economista turco Nouriel Roubine, afamado por predicciones atinadas en el pasado, augura un futuro optimista. Resuelto el pánico de la iliquidez, pronostica crecimiento económico e incrementos de la inversión extranjera.
La dirigencia política vernácula no presentaba alternativas creíbles, con la asistencia de una potencia mundial que debe cambiar para recobrar liderazgos da un empujón que, bien aplicado, puede revertir los últimos 100 años de desaciertos. Se empieza a hablar más de economía que de finanzas. Cuanta verdad la frase de Ortega y Gasset: “el hombre y sus circunstancias”, éstas son las que el hombre halla en el tiempo en que vive.
Si acompaña el sistema político interno y se obtienen resultados favorables, de su difusión externa – indudablemente – se encargará nuestro Presidente.
