Para elevar la eficiencia en el control fiscal los países procuran firmar acuerdos de información de stock y flujo de fondos de sus ciudadanos en el exterior. Es obvio que las jurisdicciones que resultan más receptoras que expulsoras del capital, son las más renuentes y exigentes que los ámbitos inseguros, cambiantes; que presentan un balance inverso en la circulación de la riqueza.
No obstante los organismos internacionales obligan a colaborar a sus integrantes porque la evasión está ligada al flagelo del lavado de activos, al narcotráfico, a la trata de personas, a la corrupción, a las influencias políticas y a otros ilícitos. Aquellos entes no pueden ser partícipes en la protección de esos circuitos grises o negros. La toma de conocimiento de la circulación de la fortuna ha resultado el principal indicio o la prueba más importante para detectar esta clase de operaciones.
En esa inteligencia, a fines del 2022, nuestro país firmó un convenio con E.E.U.U. . Al otrora signado en 2016 de información “a requerimiento”, ahora se le agregaron características “de automática y recíproca”. Incluye a los Estados de Delaware y Dakota del Sur, que son los más utilizados para encubrir la nominación accionaria de la sociedades y de las operaciones económicas con efecto tributario; mas no abarca las Islas Vírgenes que son de dominio norteamericano y de similares particularidades para facilitar ocultamientos.
El acuerdo no incluye la información de sociedades, de inmuebles ni anoticia de los beneficiarios finales; solo refiere de cuentas individuales de personas humanas. Sí informará el monto bruto de los ingresos de residentes argentinos de fuente estadounidense, como intereses, dividendos y otras rentas.
Es un paso adelante para mejorar la lucha contra la evasión fiscal. Su eficiencia se verá en la práctica, porque si bien – se reitera – los organismos internacionales, como la OCDE, fomentan la firma de este tipo de alianzas; los países más desarrollados son remisos a entregar datos, además de la salida de capital como fuera dicho, por temor a la utilización extra fiscal de la información aportada.
La evasión es tan antigua como el impuesto. Mas si se quiere vivir en un mundo y en un país ordenado el cumplimiento de las normas es fundamental y básico; tanto por parte del Estado como de los particulares. En estas cuestiones, como el Estado presume evasión eleva las tasas y los que cumplen soportan los faltantes de los que incumplen y así, lesionan la ética y la lealtad en la competencia económica. También el Estado, en épocas de crisis ha tomado ahorros depositados en los bancos locales de residentes y no residentes; y estos – en prevención – se protegen ante la posibilidad que se repitan esos hechos.
Los impuestos deben ser razonables para que puedan ser pagados, y no elevados para facilitar la comodidad del recaudador sobre mercados mono u oligopólicos que imponen precios. No cabe duda, que la magnitud del impuesto, nace en el volumen del gasto público. Sin orden, se dificulta la confianza y la convivencia; y se crea un espacio para aprovechados que, normalmente, no tiene buen final.