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25 de Mayo 1008

BENEFICIOS

ASOCIATE

Cr. Luis Alberto Dalcol.

Nos conectamos con el mundo externo por los sentidos. Aristóteles ya  había revelado los  básicos: vista, oído, tacto, gusto, olfato. Por ellos percibimos el color y la forma, el sonido, lo palpable, el sabor, el olor; a través de los órganos  ojo, oreja,  piel,  lengua, nariz. A estos sensores se han incorporado otros que  mejoran la percepción como la noticepción (el dolor), la propiocepción (conciencia de cuerpo) y el equilibrio  (sistema vestibular).

Existe otro sentido, no menos importante, al que llamamos sentido común. Aparece  desvinculado de los sentidos expuestos. Posiblemente porque es un sentido  no  somático, que no se expone físicamente como aquellos.  Es intangible y asemeja a un ordenador, a  resultado de un proceso. En realidad es el  armonizador de todos los sentidos citados. Actúa de coordinador sensorial y analiza la información que le reportan los sentidos esenciales. Los  resume y sintetiza  en un  juicio único interno en ayuda de la comprensión lógica  de las cosas. Se dice del sentido común que es el menos común de los sentidos. Menos común, porque no lo usamos en forma  frecuente y habitual.

LA FILOSOFÍA Y NUESTRO SABER

La filosofía, en su síntesis,  busca la verdad. Hay  corrientes filosóficas basadas en el sentido común que da cabida a la intuición. En general, el mundo filosófico clásico, no  reconoce abiertamente al sentido común como una teoría que arrime objetos y actos ciertos. De alguna forma lo  desdeña. El mundo de habla inglesa es el que más  lo eleva y   acredita como  doctrina que provee certezas.

A nuestro saber lo  incorporamos por los sentidos, por la enseñanza, por la lectura y por otras vías. No hemos experimentado personalmente todo lo que sabemos. Lo aceptamos y damos por cierto porque nos parecen lógicos. Han sido otras personas las que  descubrieron,  comprobaron y lo acercaron.

ALGUNAS SITUACIONES

Existen individuos que creen que la tierra es plana (terraplanistas). La mayoría sabemos que es redonda por haberlo estudiado, mas no hemos viajado a la atmósfera ni hemos visto la esfera terrestre. Por  sentido común sí  la hemos aceptado al ver, cuando se ordena la estrella solar (que proyecta luz), el planeta terrestre (que la recibe y produce  sombra) y el satélite lunar (que  recibe la luz y la sombra) por posición y porque los dos últimos son cuerpos opacos. En la  observación vemos que al desalinearse los cuerpos, la sombra que proyecta la tierra  se refleja en la luna nítidamente  en forma de  curvatura que confirma la redondez de la tierra. Luego no dudamos en que la misma tenga dicha forma.

Cuentan que en una de las guerras mundiales del siglo pasado, los aviones  que regresaban de los combates, eran analizados para procurar mejorarlos. Reforzar sus debilidades cuidando no elevar su peso para que no afecte la eficiencia en la carga bélica, la velocidad y el consumo del avión. Así los ingenieros detectaron que la mayoría de los  impactos recibidos se ubicaban en las alas y que los motores no recibían  balazos. Razonaron que la parte a reforzar era la de las alas. Hasta que un operario, con sentido común, se acerca y les dice: miren que los aviones que le pegaron en las alas son los que están aquí, los que regresaron. Los que le pegaron en los motores es difícil que hayan podido  volver.

RELACIÓN CON LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Para cerrar  se incorpora  un importante partícipe actual: la inteligencia artificial. Es  sustancial advertir que  es un riesgo para el sentido común, y que al mismo tiempo lo revaloriza con mucha fuerza. No se puede confiar ciegamente en un algoritmo que no sabemos su intención y que puede ser  usado maliciosamente. Ante la irrupción de esta interesante herramienta (que no deja de ser arrogante e invasiva) el mejor antídoto es el sentido común, que deviene en  el análisis crítico humano – irreemplazable – que siempre debemos  aplicar  y  nunca  abandonar. 

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