Cr. Luis Alberto Dalcol
De un extremo al otro. Del progresismo al conservadurismo. Terminales excesivas. No alcanzamos una moderación reflexiva. Pasamos de otorgar derechos insostenibles a la negación de derechos básicos. De la promesa incumplible al absolutismo de la meritocracia individualista.
No podemos transitar con cordura por la senda normal, racional, sensata.
El gobierno presente accede por errores de los gobiernos pasados y su actual acción se expone a sus regresos. No logramos andar por la ruta lúcida que no necesita ni esté basada en iluminados, sino en instituciones fuertes y decentes.
Existe una increíble subestimación al ciudadano. El funcionario se percibe con una capacidad superior individual que no tiene y considera a su gobernado como un tonto.
Piensa que no se advierte la corrupción pasada o de los sobornos presentes para comprar voluntades.
Todos los partidos se preocupan por su mejor posicionamiento y por el fracaso de sus adversarios en el camino hacia el poder. No importa el país. Importa gobernarlo, tomar el poder para provechos propios.
Se muestran flaquezas deshonrosas, terquedades sin idoneidad. Se hace difícil lo simple. No todos, hay excepciones que hacen a la generalidad de la regla.
Muchos se preguntan preocupados si es así como se describe, porque no lo entienden; no los conforma ninguno y los elige por descarte.
Se ha definido un círculo rojo, y que en dicha figura se acepta el modo de actuar, que lo hacen todos. Creen que los externos a dicho círculo no perciben nada. El escándalo se naturaliza y se intenta apagarlo con una foto.
Es raro que un economista que dio clases sobre moneda, no conozca la virtual e inocentemente difunda una estafa. En futbol si la pelota pega en la mano en su área – aún sin intención – si afecta el juego, es penal
Cuenta Sergio Suppo que el presidente de Renault Argentina en la década del 90 le dice a un periodista: “Mejor no me pregunte nada, vengo de la Casa Rosada. Es como una Corte de los Milagros donde te manguean desde que entras hasta que sales”..
Progresistas o conservadores, ambos corruptos. Es penoso y real. El primer paso es reconocerlo, aceptarlo. Luego encontrar las respuestas a las preguntas: ¿ Porqué nos pasa esto? ¿Cuál es la salida?.
El encause se presenta difícil, solo la esperanza nos contiene y nos clama que nada es imposible.