La Ley Bases será cuestionada por los sindicatos en el tema del impuesto a las ganancias. La consideran inconstitucional por no haber sido votada por ambas Cámaras del Congreso Nacional. Posiblemente, problema a resolver por la justicia.
En dicha ley también se incorpora un régimen promocional para proyectos de inversión que superen los US 200 millones en los sectores de foresto industria, turismo, infraestructura, minería, tecnología, siderurgia, energía, petróleo o gas.
Los proyectos gozarán de estabilidad normativa, tributaria, aduanera y cambiaria por el término de 30 años.
Los beneficios fiscales abarcan la rebaja de la alícuota en el impuesto a las ganancias al 25 %, amortización acelerada de las inversiones, en la deducción de quebrantos y en el impuesto a los dividendos.
En la parte aduanera se eximen de derechos de importación, tasa de estadista. Esta exención incluye a los proveedores que importen bienes con destino al proyecto beneficiado. Los derechos de exportación estarán exentos posterior al tercer año de la inscripción en el régimen.
Los fondos recibidos por aportes de capital y préstamos pueden mantenerse en el exterior y sus ingresos no tendrán restricciones cambiarias. Cuando ingresen no se aplicaran limitaciones cambiarias, incluso podrán repagar préstamos o repatriar inversión.
Los proyectos deben ser únicos y no de múltiples actividades. Se identificarán como “vehículo de proyecto único” (VPU), y están obligados a un desembolso mínimo de 40% del capital en los dos primeros años.
Los regímenes promocionales siempre tienen partidarios y enemigos. La promoción industrial en Tucumán en épocas conflictivas fue negativa. Las empresas enviaban un acoplado con una facturadora y alcanzaban los beneficios. La promoción industrial de la década del 70 permitió crear nuestro parque industrial porque la comunidad acompañó el proceso y evitó los atajos y controló que las inversiones fueran reales.
Nuestro país no es receptor de inversiones porque no es confiable. Tiene riqueza sin explotar y necesita de importante aporte de capital en inversiones de riesgo. Sin incentivos es difícil que se logre. El nivel del incentivo es opinable, lo más importante es que genere actividad, puestos de trabajo y volvamos a ser un país creíble y receptor de capitales sin necesidad de tanto aliciente que no gozan los demás contribuyentes.