Cr. Luis Alberto Dalcol, 10/2022
El ya fallecido Ministro de la Corte Dr. Fayt popularizó una frase útil en la decisión jurídica y en la vida misma: “ los hechos son incontrastables, las opiniones son libres ”.
La máxima viene a cuento sobre un evento público menor, pero de gran impacto simbólico en un sector de la sociedad. El acontecimiento se resume en la asistencia – el pasado 17/10 para celebrar el día de la lealtad partidaria – del dirigente gremial Sr. Rodriguez de U.P.C.N. (Unión Personal Civil de la Nación) en un automóvil de alta gama, color azul, marca AUDI A6, último modelo, de un valor aproximado a los u$s 130.000.
La compra del automotor y su ostentación puede ser interpretada de la manera que más le plazca a cada lector. Lo imposible es no reconocer que es alegórica, emblemática y mendosa para los representados de la entidad cuyo empleador es el Estado que asegura estabilidad laboral.
Este ejemplo obsceno lo realizan dirigentes y a los dirigentes los eligen las bases que no castigan con el retaceo de su apoyo a esos procederes, cuanto menos impúdicos e incomprensibles.
Quien no participa en la dirigencia de la entidad ni pertenece como empleado civil de la nación se pregunta ¿Cuál es la necesidad de movilizarse (y exponerse públicamente) en un vehículo de lujo y de alto costo? ¿Cuál es el beneficio para sus asociados de esta pompa? ¿No se dan cuenta que dan una imagen de tener todos los asuntos gremiales y de asistencia social solucionados y que dan muestras de vivir en opulencia? ¿Qué pensará el jubilado, el desempleado, el contribuyente?. No hay dudas que los autores de la suntuosidad descripta han extraviado el sentido común y han de creer que existe una respuesta razonable o justificable para dicha conducta.
Esta decadencia que aparenta nimia, debe ser socialmente reprochada para ayudar a encarrilar por el camino de las buenas decisiones en las que el decoro, el recato, la humildad no deben estar ausentes; porque es interesante recordar que son atributos que aún tienen plena vigencia en la administración de cualquier patrimonio social colectivo.
Abundan ejemplos de actos públicos que no pueden explicarse. En la brevedad de esta nota se agrega otro que no pasó desapercibido. El Diputado Heller pretendió justificar su ausencia para ver un partido de fútbol en plena sesión parlamentaria sobre el tratamiento del presupuesto. Adujo que no era hipócrita. Creyó que decir la verdad ocultaba la impudicia del hecho; y no percató que quien le servía café, si hubiese tenido igual interés, no podía abandonar su trabajo. Para finalizar un hecho local, menos visual, y de alto vuelo. Hace pocos días visitó nuestra ciudad el Secretario General de S.U.T.E.R.H. (Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal), lo recibieron en nuestro Aeropuerto cuatro custodios – que previamente viajaran en automóvil desde C.A.B.A. para trasladarlo al Hotel Embajador – porque el dirigente arribó vía aérea en helicóptero.