Gualeguaychú se ha convertido en una feria donde todo se puede comprar, pero en la calle. Mientras, los comerciantes cargados de tasas e impuestos luchan por llegar a fin de mes.
Desde hace un largo tiempo, los comerciantes vienen exponiendo sus, más que entendibles, quejas sobre la venta callejera la que, en verano, se acrecienta a tal punto que es posible comprar un par de zapatillas o una cartera de dudosa marca mientras se elige un recuerdo de la ciudad.
Sería injusto poner a todos en la misma bolsa, por supuesto que es defendido y aplaudido el trabajo de los artesanos quienes tienen su espacio para la venta, al menos así lo ha dispuesto el Estado Municipal, pero ¿qué pasa con aquellos que ofrecen productos similares a los que tiene a la venta un comercio legalmente instalado? Un comercio que paga tasas, impuestos, empleados, cargas sociales, alquileres, una enorme cantidad de gastos para llegar a fin de mes y que, a veces, termina abonando una sobretasa totalmente desfasada porque el gobierno de turno se niega a darle tratamiento para una correspondiente actualización.
Es injusto que cualquier persona, sin abonar absolutamente nada, pueda apropiarse de un espacio público (Plaza San Martín, Plaza Colón, Costanera) para ofrecer a la venta un artículo de producción industrial sin tener control alguno y es obsceno que la Municipalidad lo permita cuando a los propietarios de negocios se los llena de cargas, tributos y controles rutinarios. A esta situación se debe sumar la enorme oferta informal de vendedores “ambulantes”.
Los comerciantes, a través del Centro de Defensa Comercial e Industrial (CDCI), exigen a la Comuna acciones concretas en tal sentido, mayor control y que se prohíba, en los espacios públicos, tanto la exhibición como la comercialización de artículos similares a los que ofrecen los comercios legalmente instalados. Es urgente actuar en consecuencia y, de una vez por todas, defender al privado que en definitiva es quien hacer el mayor aporte tributario.
Los dos años de pandemia han dejado una profunda crisis económica de la cual, algunos, intentan recuperarse, pero con situaciones permisivas de venta ilegal es bastante poco probable que se pueda concretar.
“La realidad es que se vuelve injusto que haya un vendedor ambulante que no está inscripto, que no tiene autorización y que, totalmente fuera de regulación, realice una competencia desleal contra el que paga impuestos, servicios y demás gastos” expresó Federico Laderach, secretario del CDCI.
Y continuó: “La persona que vende de manera ambulante en la plaza usa un servicio público, no tiene medidas de seguridad e higiene que tanto exige el municipio, es decir que no está cuidando al consumidor, no hay garantías del producto que vende o que esté amparado bajo una tasa de supervisión”.
“La venta ambulante es una competencia desleal contra el que tributa y es peligroso hacia el consumidor, no hay Defensa al Consumidor que valga, no hay derecho comercial alguno en esa transacción” sentenció Laderach.
En tanto, el presidente del CDCI, Adolfo Solari acotó: “El Municipio tiene uno de los poderes indelegables que es el control y fiscalización que, hoy, no lo está haciendo, pero sí lo hace con los comercios que están en orden. Hay ejemplos donde el control es hasta de tres veces en el mes, pero a aquellos que comercian de manera ilegal, ya sea un puesto, venta callejera o amparados tras las redes, no existe”.
“La venta callejera era para los que comercian con productos artesanales en su casa o determinadas cosas. A ellos, se les dieron diversos lugares con puestos armados con lo que estamos de acuerdo, pero parece que no les alcanzó y ahora venden cualquier tipo de producto haciendo competencia desleal al comercio de la ciudad sin pagar absolutamente nada y en los mejores lugares de Costanera ¿Por qué alguien puede vender zapatos en el mejor lugar de Costanera sin pagar ningún impuesto?” continuó Solari.
Para finalizar, puntualizó: “El Municipio, con todos las tasas e intereses que cobra todos los meses, debería solucionar la problemática, amén que todos necesitamos trabajar, pero ese trabajo debe ser compitiendo en igualdad de condiciones”.