Cr. Luis Alberto Dalcol,
La importante reserva de gas en la provincia de Neuquén, luego de su explotación, requiere de su comercialización. El transporte interno, o a países vecinos, se realiza por gasoductos. Su traslado es posible hacerlo en su estado natural. La exportación a otras latitudes es más compleja.
La realidad del yacimiento de Vaca Muerta es cada vez más visible y significativa. El aprovechamiento y las obras de infraestructura no paran y avanzan proyectos y construcciones. Los contratos de comercialización comienzan a firmarse por volúmenes y períodos alentadores. Se construye un futuro promisorio que alienta y estimula aunque falte infraestructura; principalmente de caminos para el traslado de insumos, como la arena, en ejemplo.
Cada paso requiere de inversión y tiempo. De técnica y visión para ensamblar procesos necesarios para la viabilidad económica. Estamos geográficamente algo lejos y necesitamos de volúmenes y continuidad para tentar a la inversión. Hasta el momento lo hecho es real, ponderable y eficaz.
Se avanza a paso firme, ordenado y progresivo. Para su traslado intercontinental el gas natural necesita licuarlo para reducir volumen y achicar costos de fletes. La licuefacción responde a ese requerimiento y comprime el cuerpo en 600 veces. Lo hace por un proceso de enfriamiento a menos ciento sesenta y dos grados de temperatura (- 162 °). Se lo puede hacer en tierra o en buques especiales en puerto de origen, previo a su translación. En tierra requiere mayor inversión, más tiempo y es un costo fijo. En buques, (que dos ya han sido contratados), es más rápido y es de costo más flexible. Así se logra la factibilidad económica expuesta y de su envío a grandes distancias. Menor costo de flete por unidad (TN) transportada. La licuefacción transforma metros cúbicos en toneladas y comprime bulto transportado.
El puerto elegido está ubicado en la provincia de Río Negro, en el Golfo San Matías, donde estacionan buques para la licuefacción de gas; y, donde también se construirá en tierra, una terminal para exportar petróleo del mismo yacimiento.
Cuando el negocio es factible aparece la inversión, que no necesita que la llamen ni que le indiquen cómo hacerlo, es su cometido y para ello tiene capacidad. El buen empresario sabe medir sus riesgos y no se maneja por indicaciones o pedidos que no respondan a su lógica económica de hacer negocios. Necesita de continuidad en las normas, que no cambien, para poder planificar.
Los hechos revelan que los inversores han detectado oportunidades y tratan de aprovecharlas. Esta alternativa provee a nuestro país de nuevos puestos de trabajo, de inversiones directas e indirectas y de la generación de divisas que sostengan una balanza comercial favorable que permita el aumento de reservas para resistir el valor del peso y la credibilidad económica.
Nuestro país actualmente tiene dos problemas macroeconómicos destacados: 1) atraso cambiario y 2) reservas líquidas negativas. Ambas se solucionan con productividad y aumento de superávit en la balanza comercial ya dicha, en incremento de exportaciones de bienes y servicios y en baja de liberalidades en importaciones superfluas.
Vaca Muerta, aunque en forma de commodities (con menor valor agregado), es un auxilio enorme a la solución de ambos problemas.
A por ello, nos dirían españoles.
