Cr. Luis Alberto Dalcol,
Ser intuitivo es entender en forma súbita, instantánea. Responder sin necesidad de razonamiento. Darlo por cierto, por hecho. Intuir es presentir. Es algo que calificamos de evidente, que nos lleva el instinto sin recurrir a la reflexión.
La intuición es lo habitual, lo lógico sin apelar a la lógica. Muchas cuestiones de nuestra vida resultan que no obedecen a esta normalidad, se apartan de esta regla no escrita. Por ello nos arrimamos a su opuesto, a la contraintuición, un neologismo para las respuestas no esperadas.
Para acotar el análisis aquí se observan tres cuestiones; en política, economía, libertad de expresión y edición en el ejercicio de la prensa, y un agregado sobre la física. No asume de reproche, apenas de descripción. Intenta reflexionar en cuanto a la manera de actuar de involucrados con ideas pensadas que resultan contraintuitivas.
En economía al sistema liberal lo identifica el capitalismo. Este se basa en la competencia, que procura dar libertad a los operadores para que desde su accionar individual – no influyente – se logre equilibrio de fuerzas oferentes y demandantes y se auto regule el sistema. El alma es la competitividad. En la práctica ocurre que el operador evita competir. Si puede, procura dominar el mercado. Así, hace acuerdos de competencia que la simula, o la compra cuando ésta se insinúa. En las grandes empresas tecnológicas, si asoma una idea que puede afectar posiciones, se tiende a incorporarla. Google es un ejemplo, al igual que nuestra Globant que ya adquirió 14 compañías internacionales.
En política ocurre algo similar. Se abre a la entrega del poder, a la decisión del ciudadano con derecho de voto. La intuición es que el votante identifique persona o partido que le aporta mejores ideas y confianza para que administre la cosa pública. En la práctica no existe una entrega de amor, sino que domina el temor, y se ejerce el derecho en sentido negativo. Es otra elección, por defectos y no virtudes. Es contraintuitivo votar para que no tome poder el opuesto. El voto castigo; a la corrupción, al agravio.
Con la prensa, la libertad de expresión y de edición pasa algo parecido. Primero distingámosla de la libertad de imprenta que la defiende a ultranza y en última instancia está obligada a la censura. No puede editar todo lo que recibe y al elegir tacha y publica lo que quiere. Vemos tendencia en información de la política. No se informa del exterminio de ISIS a cristianos en África, de todas las guerras y de otros sucesos importantes en forma neutra. La BBC de Londres, con financiamiento estatal – después del reproche – pide disculpas por difundir edición falsa de un discurso de Trump.
La física – en la mecánica cuántica – acepta y no discute la contraintuición. La energía se hizo visible en un objeto macroscópico y se admite que la pelota arrojada traspase el frontón; al menos en sus atributos. Hasta se piensa que las galaxias (las antes llamadas nebulosas) se muevan más rápido que la luz. Y sobre el tiempo, mejor no hablar, porque presume de fantástico e imaginativo.
Intuitivo es lo obvio, lo que esperamos que pase. Contraintuitivo es cuando la realidad nos dice que no ha ocurrido lo que se entendía por dado.
Todo no es ni será contraintuitivo. Sí, se apoca la vigencia de lo intuitivo; y antes de asentir o disentir se presta más atención; aunque no se llegue a la reflexión. Porque los que pensaron el capitalismo, la democracia, la libertad de expresión divisaron determinadas conductas de respuestas genéricas que no siempre aparecen. En el escenario de la vida las contestaciones esperadas no son las únicas.
