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25 de Mayo 1008

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Son datos del Centro de Defensa Comercial e Industrial de Gualeguaychú. Este preocupante indicador se reduce a los comercios de ropa y marroquinería. El alto valor de los alquileres en el microcentro y las consecuencias de la crisis actual. «El Estado y el sector financiero son los dos grandes actores que le soltaron la mano a las pymes durante la cuarentena», dijo Federico Laderach.

Desde la histórica esquina de 25 de Mayo y Rocamora hasta Pellegrini, si se toma de referencia la calle principal de la ciudad y su paralela Urquiza (sin considerar las transversales), son exactamente 20 los locales comerciales que están vacíos, varios de ellos con el cartel de “Se alquila” en la vidriera.

En una primera respuesta, se podría decir que el “apagón comercial” provocado por la pandemia del coronavirus fue el golpe de gracia para muchos empresarios pymes que ya venían lidiando con una economía muy castigada desde hace años. Pero esa es sólo parte de una compleja realidad. También se debe atender otros factores como los altos valores de los alquileres en el centro comercial de la ciudad –una tendencia consolidada en los últimos 25 años–; la falta de herramientas concretas y eficaces para auxiliar al sector por parte del Estado; y el rol de los bancos, quienes, durante estos dos meses y medio de cuarentena, evidenciaron el papel que tienen en el país dese hace mucho tiempo: le dieron la espalda al sector pyme, el que más motoriza los engranajes de la economía nacional.

Federico Laderach, secretario del Centro de Defensa Industrial y Comercial de Gualeguaychú (CDCI), dialogó con ElDía sobre esta preocupante situación.

“Son muchos los que están bajando las persianas. Hoy, el que pudo reabrir está viendo que el único que entra por la puerta del negocio es el cartero que trae las facturas de la luz, el gas o los impuestos, o el dueño del local que llega a cobrar el alquiler. Lamentablemente, el comerciante se ve tentado a cerrar, y es lo que está pasando”, indicó.

“Por otro lado, la ayuda de los bancos es inexistente. Si bien el gobierno nacional sacó los créditos a tasa cero, es una herramienta buena y necesaria, pero está mal implementada. Uno de los requisitos para acceder es facturar cierto nivel, y eso es imposible con los locales cerrados. Además, el préstamo de 150 mil pesos es depositado en tres tramos en la tarjeta de crédito. Pero el comerciante no puede pagar ni la luz, ni el gas, ni los Ingresos Brutos, ni la Tasa Municipal con la tarjeta”, se quejó, para sintetizar: “El Estado y el sector financiero son los dos grandes actores que le soltaron la mano a las pymes durante la cuarentena”.

Sobre el oscuro panorama que vive el sector, Laderach reflexionó: “Quizá no son tantos los locales cerrados como los comerciantes con intenciones de cerrar. Están desanimados, cansados. Nuestra proyección es poco alentadora. Cerca de 500 comercios que enero estaban abiertos van a tener sus puertas cerradas en julio”, aseguró el contador y aclaró que se refiere a la venta de bienes no elementales (ropa, calzado, marroquinería, etc.).

“La despensa de barrio es más probable que sobreviva, porque la gente sigue consumiendo comida”, diferenció. Y ofreció una lógica explicación: “Quienes no tienen empleados y atienden sus propios negocios, y ven que no les entra nadie hace un tiempo, esos son los que van a cerrar en una primera instancia. Es lo más lógico; no es lógico seguir endeudándose. Van a cerrar y cuando la situación se acomode evaluarán volver a abrir”.

Alquileres altos, algunas razones

Según un estudio del CDCI de 2016, el 72% de los comerciales del centro alquilan su local, y sólo el 28% es propietario. Esta diferencia es mayor aún en la actualidad.

Sobre el valor de los alquileres, Laderach dijo: “en Gualeguaychú hay un nivel de alquileres, sobre todo en los locales ubicados sobre 25 de Mayo, un poco más elevado que la media de la provincia”. Y “si se compara un local de las mismas dimensiones en un punto del microcentro de Concepción del Uruguay y uno de Gualeguaychú, éste va a ser entre un 30 y un 40 por ciento más caro”.

El dirigente identificó algunos factores claves en la conformación de los alquileres. “Primero es una cuestión de oferta y demanda, esos locales son demandados”, comenzó.

En Gualeguaychú hay un oferente que ha elevado el valor de los alquileres: los comerciantes foráneos, de capitales extranjeros (de otro país o de otras provincias). La historia de los alquileres elevados en la ciudad comenzó con la llegada de las grandes cadenas comerciales (Frávega, Naldo, Musimundo, Cetrogar, etc.) y los bancos privados (Santander Río, Francés, etc.), hace 25 años atrás”, indicó.

Otro factor de la conformación del valor de un alquiler es la concentración. “En el mercado los locales son de pocos titulares”, relató Laderach para evidenciar una lógica básica de la economía: a mayor concentración, más control de la oferta, y de sus valores, lógicamente. Lo cierto es que, básicamente, son tres los grandes actores inmobiliarios dueños de la mayoría de los locales comerciales, y eso también impacta en los valores.

La cultural es otra de las explicaciones que se encuentran cuando se consulta por los altos valores de los alquileres comerciales. “Esto está medido y estudiado. Un local sobre la 25 de Mayo vende mucho más que uno que está sobre alguna transversal. La ‘vuelta del perro’ sigue muy presente en la ciudad, y se pasea por la principal. Una vez un comerciante lo ejemplificó de una manera muy sencilla: Un par de zapatillas en su local de 25 las vendía en dos días; mientras que en otro local, en el centro pero sobre Maipú, a las mismas zapatillas tardaba dos semanas en venderlas”, resumió.

La pandemia, «el empujón final»

“Veníamos viendo muy negro el panorama y esto de la pandemia fue el empujón para cerrar. Mucha gente entraba al local a preguntar pero después no volvían más. Bajaron mucho las ventas en estos últimos años”, relató a ElDía una comerciante de la ciudad que prefirió mantener el anonimato.

“El alquiler era uno de los gastos más grandes, los locales en 25 están bastante más caros que en Urquiza. Pagábamos 25 mil en el local de unos 70 metros cuadrados, porque abajo tiene un subsuelo donde teníamos el depósito”, contó.

“Impuestos y gastos eran cada vez más, la luz carísima pese a que era un local chico y cuidaba muchísimo. Todo sumaba. Ahí atendía yo sola, así y todo no daba ganancias. Charlando con todos los vecinos de la cuadra están todos iguales, no es que solo mi rubro. Lo que te estoy comentando lo venimos notando todos. Hay tres locales más de ropa y siempre cuando nos juntábamos a la mañana era el mismo comentario. Es una lástima, una pena”, sintetizó.

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