Luego del tremendo apagón de los primeros días de marzo – que afectó a la mitad del país – los medios mostraron postes de madera quemados y pastos encendidos por debajo del tendido de cables. No se visualizó ninguna torre de alta tensión caída. En principio se cree que el incendio del pastizal alto y la elevada temperatura fueron el origen del inusual corte.
El Presidente sin exponer pruebas afirmó que se debió a un saqueo que luego corrigió por sabotaje; y lo relacionó con su discurso de apertura en la Asamblea Legislativa. Inmediatamente, el Ministro de Economía, habló de intencionalidad y presentó una denuncia para que se la investigue; sin exponer razones de su aserción. Ambos mensajes excluían, a las pocas horas de ocurrido el hecho, que los problemas estuvieran en el sistema eléctrico, en áreas de sus responsabilidades.
CAPACIDAD DE GENERACION
La potencia instalada para generar energía en nuestro país aproxima los 43.000 MW, de los cuales solo 28.000 MW están en servicio. El resto, o sea 15.000 MW – más del 34 % – están fuera de servicio. Unos 5.000 MW por roturas y los otros 10.000 MW restantes por falta de combustibles o por estar en tareas de mantenimiento. Ello obliga a comprar energía a países limítrofes.
Preocupa que la preservación, que es programada, se la realice en período de alta demanda; y, que la falta de combustible obedezca a cuestiones de pago.
SOSPECHA
Ante este panorama no resulta descabellado – y hasta el momento no ha sido desmentido – lo manifestado por el ex Secretario de Energía Jorge Lapeña, en cuanto a que sospeche que el siniestro, por la dimensión – en tiempo de corte y extensión del espacio – obedezca a la postergación de inversiones y falta de pagos en la compra de combustible para no elevar el déficit fiscal y poder así, dar cumplimiento y presentar la información comprometida al F.M.I.
EL HUMO NO LO APAGA
El prolongado calor puso en evidencia la realidad. Nuestro país tiene una infraestructura precaria en el sistema de energía por falta de inversión, ésta no llega a la amortización de las obras existentes. Se reitera, en épocas de mayor consumo, se encuentra en servicio menos del 65 % de la capacidad instalada.
El manejo de tarifas y subsidios obligan a un relato que disfraza la causa de los hechos que, al apagón, el humo no logró sofocar.
Cr. Luis Alberto Dalcol