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25 de Mayo 1008

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Del total de los US dólares que circulan en el planeta se calcula que aproximadamente el 75 % lo hace fuera de EE.UU.  Es decir que el mundo le presta a dicho país esa proporción, sin costo alguno. Solo el 25 % circula en el país de emisión. Gracias, caja empleados diría un croupier en Las Vegas.

No obstante que, los norteamericanos, tienen una deuda mayor a la nuestra en términos del PBI. Ellos del 100%, nosotros del 80%. Los yanquis además, mantienen – sistemáticamente – abultados déficit fiscal y comercial; mas,  su moneda sigue siendo demandada y es referencia para medir el valor de sus competidoras, incluso de las digitales; y de cualquier otro activo que circula. Desde su origen no ha cambiado de nombre ni se le han agregado ceros. Allí los superamos ampliamente: con 5 denominaciones, 13 ceros y 9 default.

El mundo, tanto el de los Estados como el de los particulares va tras los dólares; los primeros para acumular reservas y sostener sus propias monedas y los segundos para atesorar y no perder valor, sabiendo que es una moneda reconocida, que integra el lenguaje económico internacional.

¿Por qué se presenta esta situación?. Simplemente porque EE.UU. siempre paga sus obligaciones. Se mantiene  con fondos y  cancela en término sus compromisos. El acreedor sabe que, si quiere, al vencimiento cobra. No  incumple  y así crea confianza. El default no es gratis, deja heridas, su repetición expulsa del mercado voluntario del crédito y se encamina directo a una terapia intensiva de ajustes con pronóstico reservado. A empezar de nuevo, desde una situación de inicio mucho más compleja.

El inversor busca rentabilidad, prioritariamente; seguridad de recupero en su inversión, en tiempo y forma. Para atender sus emergencias, o ir por otras alternativas de negocios sin tener que soportar el costo de oportunidad que produce la indisponibilidad.

Así ha sido desde hace mucho tiempo, y actualmente continúa en igual sentido. Ello no asegura que esta posición sea eterna. Lo sabemos desde  los romanos, con su imperio occidental “interminable”  que  sucumbió después de cinco siglos o el oriental que lo extendió por un milenio más. Obviamente que, si no se corrigen las anomalías antes apuntadas y si se vuelven crónicas o aparece un operador en competencia,  la amenaza es mayor.

A cualquier fantasma  se le puede volar la sábana y pronto deja de serlo y  perderá su poder de susto. Aparecerá otro sujeto que reemplazará el mito y la vida seguirá normalmente.

La confianza no es un valor objetivo, se construye con el tiempo, con conductas y acciones correctas y sensatas;  y luego se asienta en lo  sensorial más que en lo real.

Hay que reconocer sí, que el US dólar hasta la fecha, es la moneda que más se usa y es una de las que menos se  desvaloriza.

El mundo actual nos sorprende con la disrupción continua, súbita, acelerada; de todo. Sí, de todo. Una vez que se manifiesta viene con características de tsunami, de incontrolable y con consecuencias no inocuas.

La avanzada se transforma en obsoleta en poco tiempo y la moneda no es la excepción, no tiene nada asegurado. Su futuro, como todo futuro, es  incierto. El US dólar depende – fundamentalmente – de la confianza que lo sostiene.

Dicen que hace poco tiempo, la realidad anduvo por este mundo; y  se fue espantada por lo que vio. 

Cr. Luis Alberto Dalcol, 09/2024

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