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25 de Mayo 1008

BENEFICIOS

ASOCIATE

Cr. Luis Alberto Dalcol, 03/2022

La primera acepción que el diccionario expone al término conciencia  es el de  “propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y las modificaciones que en sí mismo experimenta”. Como sinónimos de dicha palabra  se encuentran – entre otras –  gnosis, razón, saber.

Actuar a conciencia, asemeja a proceder con conocimiento. Tener noción de lo que se está haciendo.

Desde la óptica común, no de la jurídica, cuando existe una norma y uno actúa en contra de ella a sabiendas, ejerce la objeción de conciencia. La objeción de conciencia aparece como un permiso que nos damos ante una obligación general establecida. Asentada en nuestros valores, principios o convicciones, respetando siempre la razonabilidad de la convivencia. Por eso, posiblemente, el límite de esta práctica individual, que es eminentemente de réplica, lo sea el que no provoque  daño a otra persona o al grupo de pertenencia. Porque la objeción de conciencia es un accionar en contra de lo normado.

Cuando uno pertenece a un grupo y se conviene determinada actuación de la cual personalmente no se acuerda y se le atribuye un valor innegociable – normalmente – se para en la objeción de conciencia y se excluye de la decisión del conjunto. Es altamente difícil conformar un agregado social en que se coincida en todas las líneas que marca la mayoría y por la cual se decide de esa forma. Si reinara la unanimidad, no mejoraría la situación, pues se le estaría otorgando el derecho de veto a una sola persona que desarmaría cualquier intento de dicha comunidad.

Estas cuestiones nos ocurren a todos los que conformamos alguna comisión en entidades de manejo o gobierno colectivo. Es altamente saludable que cada uno de los que la integran actúe de acuerdo a sus convicciones respetando y guiándose por el objetivo de la organización en la cual se participa. Así se enriquece. Por contrario cuando se ejerce un liderazgo  autoritario, se impermeabiliza  la participación; es posible que se personalice y que se perjudique al ente convocante.

Por esta situación la rotación es virtuosa. La rotación  implica, o requiere, de la formación continua de nuevos cuadros de dirigentes.

Este breve viaje que termina aquí, que comenzó con la conciencia y culminó con la rotación, pretende que no sea dislocado y que arrime incentivo para que se sumen más personas a las entidades no gubernamentales locales; a los clubes, a las comisiones barriales, sindicales y demás organizaciones sociales, para tomar responsabilidades de participación y de futura conducción. Obviamente,  la política también debería tomar razón de ello. Las entidades locales ayudan a conformar nuestra  pujante y viva sociedad,  de la cual todos  nos sentimos sanamente orgullosos y es nuestro el deber de cuidarla y de acrecentarla.

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